Con estas palabras, convertidas en invitación, pronunciadas por la protagonista de este artículo, nuestra hermana Rita White Arango, concluye el video que ofrecemos (preparado por nuestra Hna. Iria Natalia Ágreda Abreu, contando con la colaboración de diversas hermanas), en el que recogemos algunas pinceladas de la vida de nuestra hermana Rita, la hermana mayor de nuestra Congregación en este momento, que cumple el día 27 de junio nada menos que 109 años.
Nuestras palabras escritas resultan pobres ante los testimonios de las diferentes hermanas que han querido compartir algo de lo que Hna. Rita ha sido en sus vidas y en la vida de la Congregación, por lo que dejaremos que las imágenes y las voces resuenen y entren en nuestro corazón agradecido al Señor por la larga vida de Rita.
Rita White Arango, que recibió el nombre de Hna. Pilar de Jesús de Manizales al entrar en la vida religiosa, es fruto del amor de don Enrique White y doña Elisa Arango, quienes junto con el Señor, trajeron al mundo a esta gran mujer el día 27 de junio de 1912 en Manizales, Departamento de Caldas, Colombia. Y fue bautizada el día 3 de julio del mismo año. Los padres de Rita le dieron una buena formación humana y cristiana; su educación fue fraguada fundamentalmente por la lectura y la comprensión de textos que le fueron entregando un bagaje intelectual admirable para la época.
En el año 1932, Rita solicitó el ingreso a nuestra Congregación de Hermanas Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia y el 2 de julio inicia su Postulantado en Yarumal (Antioquía), prosiguiendo con el Noviciado en la misma casa, el 29 de marzo de 1933. Emitió su Primera Profesión el 25 de marzo de 1934, día en el que recordamos el misterio de la Anunciación y el hermoso gesto de amor de Dios de encarnarse y hacerse parte de la humanidad. Rita, sin duda, ha sabido imitar a su Señor a lo largo de su vida con amor y entrega por los demás… El 22 de enero de 1939, realizó su Profesión perpetua en Yarumal, ofreciendo todo cuanto era al Señor, en servicio de su Reino de amor dentro de nuestra Familia religiosa…
La hermana Rita se desempeñó, la mayor parte de su vida como educadora, esforzándose siempre por transparentar en los niños y jóvenes, el rostro de Jesús Maestro, que acompaña y enseña a otros el amor de Dios… Fue una mujer entrañable, dejando en sus alumnos una huella profunda del amor a la Eucaristía, a la Virgen María, a la Palabra de Dios y un caudal de valores que fueron formando maravillosamente a sus alumnos en la parte académica, científica y espiritual, preparándolos para poder servir a la sociedad y a la Iglesia en distintos campos.
En la vida personal de Rita, la oración, el acompañamiento de buenos directores, la tenacidad en cuanto se proponía… le ayudaron a ser fervorosa, honesta, paciente, generosa, constante, con sentido de responsabilidad, prudente, disponible, alegre, organizada y estaba adornada con una memoria formidable, que ha mantenido hasta hace no mucho tiempo. Rita ha sido y es una mujer de fe, de diálogo; le apasionaba la lectura, leía con predilección las moradas de Santa Teresa; supo sobrenaturalizar lo ordinario con religiosa maestría.
Desde el año 1934 hasta 1967, nuestra hermana prestó sus servicios en distintas comunidades de Colombia y en ese 1967, pasó a Venezuela, a la entonces Provincia “San Francisco”, hasta el año 1991 en que regresa nuevamente a Colombia, a su Provincia “San José”. Rita ocupó puestos de responsabilidad en algunas instituciones, como Directora de diferentes Colegios, Ecónoma y Administradora. Fue Superiora en diversas comunidades y también Maestra de Novicias, esforzándose siempre por darle gloria a Dios con todo su ser y hacer. Incluso, cuando sus responsabilidades giraron en torno a la portería, a los oficios varios, a la biblioteca y hoy, miembro de la comunidad “Nuestra Señora de Montiel”, de la Provincia Ntra. Sra. de la Divina Providencia, como hermana mayor, Rita sigue alegre y sonriente, transparentando al Dios vivo a quien tanto ama…
Concluimos como comenzamos, pidiendo al Señor que nos enseñe a amarle a Él, a amarle de verdad, como nos invitaba nuestra Hna. Rita; es lo que ella misma ha intentado vivir a lo largo de su larga existencia.
¡Feliz cumpleaños, Hna. Rita!