Lo amigoniano en mi vida

Imposible imaginar que con la jubilación, me llegaría también, la oportunidad de ampliar mi “Proyecto de Vida”.

Primer Contacto

La invitación a colaborar en el Colegio “Nuestra Señora de los Desamparados”, en San José de Costa Rica, desde la Coordinación Académica y la Subdirección, me pareció interesante y de entrada no le vi mayor dificultad: tenía respaldo académico suficiente y la experiencia para tal ejercicio. Acepté.

¡Ay de mí! No sabía yo lo que el Señor me tenía reservado: Acompañar en la noble tarea de la Educación, a los Docentes y Administrativos, pero con apellido… Amigonianos.

Del Padre Luis Amigó y Ferrer sabía que era capuchino y el Fundador de la Congregación de las Hermanas Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia  de la que forma parte mi propia hermana Damaris; tenía algún material que ella me había regalado pero que hacía fila para ser leído. Las estampitas y medallas me encantaban (desde siempre, todo lo sacro, me despertaba especial gusto).

Autoaprendizaje

Lo que inició por necesidad, orgullo profesional y responsabilidad, se convirtió en pasión, gusto y parte fundamental de mi Proyecto de Vida.

La estancia en un Centro Educativo Amigoniano fue un constante reto y aprendizaje. La Cátedra Amigoniana, las efemérides cívicas y religiosas cobraban un matiz diferente para mí. La oportunidad de evangelizar desde la asignatura, era impresionante cómo también lo era la cercanía, la fraternidad, la solidaridad del clima laboral que casi siempre acompañaban la cotidianidad.

Movimiento Laical Amigoniano (MLA)

De la mano de la Hna. Ana Jessie Castillo, terciaria capuchina, inicié ya el “Caminar Amigoniano”, en el Grupo MLA Casa provincial, Barrio Córdoba de San José C.R. Un grupo exquisito en el trato, responsable con su formación en las dimensiones humana, cristiana y carismática, como lo contempla la Forma de Vida. Hice mío el objetivo que propone el temario MLA-Adultos de “Valorar el seguimiento de Jesús desde la propuesta del Padre Luis Amigó y su amor preferente por el necesitado, en actitudes de misericordia en la propia familia y en el entorno”. Estoy muy lejos de cumplir ese objetivo, pero mientras tenga vida…

Cuatro años después de iniciar mi camino en el MLA, hice el COMPROMISO, nada menos que en la Capilla de la Sagrada Familia de las Hermanas en la Casa Madre de Massamagrell (Valencia-España), junto al Altar de Dios y muy cerquita del Sepulcro del Padre Luis…

Gratitud  

Una serie de vivencias me permitieron ahondar en el quehacer Amigoniano:  La Ruta Amigoniana, La Ruta de Asís, la Ruta de Colombia, la Ruta de Guatemala… por citar algunas experiencias que no puedo menos que considerarlas regalos de pura Misericordia. La visita a instituciones de Reeducación, el escuchar a los jóvenes, el proceso vivido; apreciar la fraternidad y convivencia en los Hogares de niñas en riesgo, los Centros de Salud y Centros de Nutrición, fue literalmente cátedra para mí, de Pedagogía Amigoniana en acción.

Invaluable la experiencia de compartir, por ejemplo, la Liturgia de las Horas, en la Comunidad de Hermanas Mayores y también con Hermanos Mayores, apreciar cómo sus voces casi apagadas de ordinario se convertían en júbilo y vida al entonar los himnos y dar gracias al Señor…

¡Cuán maravilloso es este CARISMA que hasta en la enfermedad o, en el ocaso, construye fraternidad!

Ser miembro de la Comisión Intercongregacional Luis Amigó, fue otra gran escuela, en especial tres   de las tareas que me fueron asignadas, que por sencillas me dieron mayor riqueza: indagar en las diferentes “Hojas Informativas de la Vida y Obra del Padre Luis”, lo que expresan las personas que se sienten agraciadas por su intercesión. Maravilloso constatar la devoción y agradecimientos por favores recibidos. La segunda, revisar el material que a la fecha existía en redes sociales, sobre la vida y obra del Padre Fundador; la tercera encomienda me permitió leer la prolífera producción de material del MLA enviada por las diferentes comunidades del mundo en donde está presente nuestra Congregación de Hermanas Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia, custodiada con primoroso celo, en la Secretaría de la Casa general de las Hermanas, en Roma.  

¿Nuestra Congregación? Sí, leyó bien mi querido colega Laico… Somos una Obra de la Congregación, de nuestra Congregación. Por ello, como integrantes del MLA debemos conocer, amar y compartir la Vida y Obra del Padre Luis, pues compartimos Misión y Espiritualidad.

Hoy mi salud ya no es la misma… pero el alero Amigoniano es tan amplio… Participo en el Grupo MLA-Adultos santa Isabel de Hungría de la Casa Postulantado y de Hermanas Mayores de la Ribera, Costa Rica, a cargo de la Hna. Flora Virginia Garbanzo. La pandemia me deparó también el Grupo de Oración Madre del Rosario, virtual, en donde cada día a las cinco de la tarde nos conectamos Laicos, Cooperadores, Hermanos y Hermanas. También con la pandemia, nació a nivel provincial, “El Caminar Amigoniano”. ¡Todo es Gracia!

Lección aprendida

Dios no se deja ganar en generosidad y el Padre Luis es “el hombre que se fio de Dios”. Por tanto: que todo sea “para la Gloria de Dios y bien del menor”, cualquiera que sea su circunstancia. Casi siempre, yo soy esa “menor”… ¡Gracias, Padre Luis! ¡Gracias, Señor, por llamarme!

María Teresa Araya Chavarría, Mla

(La Ribera de Belén, Heredia. Costa Rica)

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