Redescubrir el SER virtuoso que has recibido por el Espíritu Santo
«Aquel sobre el que veas descender el Espíritu y permanecer sobre él, ese es el que bautiza en el Espíritu Santo» (Juan 1, 33).
Primera lectura: Lectura del libro de Isaías 42, 1-4. 6-7
Segunda lectura: De los Hechos de los apóstoles 10, 34-38
Evangelio Según San Marcos 1, 7-11
«Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero. Sobre él he puesto mi espíritu».
Como un eco de la Epifanía, celebramos hoy el bautismo del Señor, su manifestación pública,»Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero. Sobre él he puesto mi espíritu».El profetismo es una auténtica forma de vivir, fundamentada en la elección que hace el Señor desde el vientre materno, como lo expresa Isaías en su llamado. Identificar las acciones propias del Espíritu requiere discernimiento y oración, al igual que comprender las obras propias del Reino. Es esencial reconocer hasta qué punto asumimos la elección de ser elegidos por Dios y, desde esta misión, abrazar nuestro ser cristiano. Si el Espíritu del Señor está sobre ti, tus decisiones, acciones y pensamientos estarán encaminados a proclamar la verdad de Aquel que te brinda sabiduría.
En la segunda Lectura…»Está claro que Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea».
Una de las características más hermosas de nuestro Dios es la grandeza de su misericordia y el corazón que le permite amar sin reservas a todos sus hijos. Nuestra meta en la tierra es lograr tener un corazón como el del Padre, una tarea desafiante pero que traza un camino de configuración con el Señor. Si reflexionas sobre tu corazón, ¿cuánto has crecido en amar sin distinción, prejuicio o crítica?
Escucharemos en el Evangelio la Voz del Padre: «Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco».
El bautismo de Jesús revela la identidad plena y divina que le ha sido otorgada como Hijo de Dios, manifestando auténticamente los dones del Espíritu en la vida humana. Como afirmó San Cirilo, «las primicias y los dones que se otorgan a la humanidad se mostraron primero en la humanidad del Salvador». A partir de esta afirmación, podemos reflexionar sobre los dones otorgados al Hijo de Dios en su humanidad y redescubrir el sello auténtico que nos brinda el bautismo. La identidad de Jesús se basa en los principios del evangelio; por lo tanto, el amor y la caridad son la brújula para decisiones y acciones, y la verdad y la justicia son criterios para opinar, observar y analizar. Frente al sello del bautismo que nos regala la fe y la identidad de Jesús como culmen perfecto para actuar, ser y decidir, se nos presenta la vida auténtica de un creyente que no vive las virtudes y dones por sí mismo, sino por GRACIA del Espíritu. Ejercitarse en las virtudes y dones del Espíritu Santo nos permite crecer en autenticidad, verdad, justicia y santidad. ¿Cómo asumes esta identidad de hijo de Dios que te implica transformar tu debilidad en don y gracia para vivir con los hermanos?
Hna. Johanna Andrea Cifuentes Gómez, tc