Cada 8 de marzo, el mundo y la Iglesia conmemoran el Día Internacional de la Mujer. Este acontecimiento, cuyos orígenes datan de principios del siglo XX, debe interpelar a las naciones para que fortalezcan las condiciones que garanticen la participación de la mujer en todos los espacios sociales.
En el marco de esta conmemoración de las diferentes luchas femeninas, queremos compartir un texto del Padre Javier Leoz, actual pastor de la Parroquia de San Lorenzo, ubicada en el Casco viejo de la ciudad de Pamplona, en Navarra – España.
BIENAVENTURANZAS DE LA MUJER
- Bienaventurada la mujer que decide qué hacer y cómo hacer… Porque se sentirá representante y no solo representada.
- Bienaventurada la mujer que no solo lucha por un día… Porque caerá en la cuenta de que todos los días del año son una llamada a trabajar por sus derechos y obligaciones.
- Bienaventurada la mujer que lejos de faltarle valor emprende cualquier acción para no ver su conquista difícil…Porque comprobará que su voz será oportunamente certera y tenida en cuenta.
- Bienaventurada la mujer que es consciente del camino recorrido… Porque ello le animará a superar los obstáculos que todavía quedan por salvar en igualdad, oportunidades y condiciones.
- Bienaventurada la mujer que no se siente ni un lujo y menos un jarrón de adorno… Porque seguirá exigiendo, no una limosna, y sí aquello que en dignidad y justicia le corresponde.
- Bienaventurada la mujer que descubre que no es ni “menos ni más” sino que es un “igual”… Porque hará lo indecible para que nada ni nadie pueda infravalorar ni arrebatarle su iniciativa y dinamismo.
- Bienaventurada la mujer que se revuelve contra la violencia doméstica y denuncia sin miedo ni temblor los maltratos que la humillan… Porque hará visible y comprensible el trecho que existe por el logro de sus derechos fundamentales.
- Bienaventurada la mujer que lee y escribe, estudia y se forma, cree y ama, ríe y perdona, acompaña y ayuda, celebra y trabaja, la aventurera y la valiente, la emprendedora y justa...Porque será semilla y punto de referencia para aquellas otras que, aún en medio de los logros conseguidos, no pueden hablar ni sonreír, trabajar o triunfar, decidir o aconsejar, por ser postergadas a un segundo plano o al silencio que amordaza.
- Bienaventurada, la mujer, que cuando le faltan fuerzas en la tierra… sabe mirar al cielo y escuchar la voz de DIOS: “Yo estaré contigo todos los días, en todos tus afanes”
- Bienaventurada la mujer que, contemplando a María, no le importa como a ella romper moldes e ir contra corriente para irrumpir, también como ella, en la historia. Amén.