Día de la madre

A lo largo del mes de mayo, se celebra en muchos países del mundo la fiesta de la madre. El origen de esta fiesta se remonta a un pasado lejano, encontrando ya en la historia de antiguas civilizaciones paganas y monoteístas, signos de fiestas en honor de la madre. Es significativo que en la mayoría de los lugares esta fiesta se celebre en este mes en el cual, en el hemisferio norte del planeta, coincide con el culmen de la primavera cuando, después del invierno largo y frío, brota en la tierra la vida nueva, revistiéndose los árboles y jardines de belleza, con la variedad colorida de las flores y de los primeros frutos.

La fiesta de la madre, que en los lugares de tradición católica se asocia también al mes de María, la Madre por excelencia, reaviva en cada uno sentimientos de afecto y gratitud por la mujer que nos engendró a la vida y nos ha cuidado con amor e indudable sacrificio. La madre juega un papel importante en el proceso de crecimiento del niño y aun cuando éste haya alcanzado plena autonomía personal, ella sigue siendo para él un importante punto de referencia.   

Cada cultura infunde en las personas amor y sumo respeto hacia la madre y la misma Palabra de Dios contiene una gran riqueza de textos que invitan a cultivar estas actitudes hacia ella. “Honra a tu padre y a tu madre, para que vivas una larga vida en la tierra que te da el Señor tu Dios” (Ex 20,12), es un mandamiento del Decálogo que, como tal, orienta la vida social y religiosa del pueblo de Israel y es el único que conlleva una recompensa; hay otros textos que exhortan a observar la enseñanza de los padres (cf. Prov. 6,20), a obedecerles (cf. Ef 6,1-2) y a procurar que nunca les falte el cuidado que merecen (cf. 1Tim 5,4.8).

Pero, quizá, los más entrañables textos bíblicos que hablan de la madre son los que la presentan como el reflejo del mismo Dios: “¿acaso una madre olvida o deja de amar a su propio hijo? Pues aunque ella lo olvide, yo no te olvidaré” (Is 49,15).  

La fiesta de la madre trae a nuestro corazón mil recuerdos llenos de cariño, gratitud y quizá nostalgia para quienes ya la tienen en el cielo. Que este día en honor a las madres, reavive también la certeza del amor de Dios al que siempre llamamos “padre” pero cuya ternura y amor entrañable es como el de una “madre”. 

El Día de la Madre es el momento idóneo para darle las gracias a tu madre por todos los esfuerzos que ha hecho a lo largo de su vida. Solo por ti y por los tuyos. ¡Qué bonito! Aquí dejamos un hermoso poema que nos puede servir, aunque el mejor poema es el que  brota del corazón de cada hijo e hija. ¡Felicitaciones a todas las madres!

 

 

¡Madre tú eres la mejor!

Madre, tú eres la dulzura,

tus manos son la ternura,

que nos brinda protección.

Es la sonrisa tu esencia,

que marca la diferencia

al entregarnos amor.

Nos entibia tu mirada

y la paciencia es tu aliada,

esforzada en tu labor.

¡Tantas noches de desvelo!

tanta lágrima y pañuelo,

¡para darnos lo mejor!

Tantas horas dedicadas

con sonrisas dibujadas

para hamacar mi soñar.

Entre besos, entre abrazos

fuiste creando los lazos

porque tú eres ejemplar.   

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