Desde el inicio de nuestra presencia congregacional en la República Democrática del Congo, en 1971, concretamente en la Misión de Kansenia, fue prioritaria la creación de un “foyer” (escuela-hogar). El nombre de dicho “foyer” se ha mantenido en el tiempo, Kinzala, que podríamos traducir como hogar que nunca se seca.
Acogiendo la invitación de nuestro Fundador, el Padre Luis Amigó, de estar siempre abiertas a los signos de los tiempos para dar respuesta a las necesidades reales de las personas a las que queremos servir, las hermanas que comenzaron en nuestra tierra africana la misión, constataron la precaria situación de la formación de las jóvenes, por lo que pusieron en marcha el foyer que sigue existiendo después de 50 años de historia.
El foyer Kinzala tiene como objetivo promover integralmente a la mujer, ofreciendo a las jóvenes una plataforma donde ellas mismas sean agentes de su formación, participando activamente en las actividades que se organizan, desplegando sus dones en la sociedad como personas creadas a imagen de Dios, con derecho a recibir una educación adecuada.
Todo lo que es importante tiene un precio en la vida. La educación es una de esas dimensiones importantes en la existencia de cada persona. Y la educación que las jóvenes reciben en el foyer Kinzala requiere un trabajo responsable a todo nivel, puesto que no se trata solamente de recibir contenidos a nivel intelectual, sino de una formación para la vida.
Las jóvenes que acceden al foyer, provienen muchas de ellas de aldeas lejanas a la Misión y no cuentan con recursos suficientes para poder pagar los gastos del internado. Es por ello que, ayer y hoy, el foyer lucha por ser autosostenible, creando estrategias de autoformación y aprendizaje, que son al mismo tiempo apoyo financiero para hacer realidad esa educación integral de la que hablábamos antes.
Como subraya el P. Juan Antonio Vives, tc en su libro “Un hombre que se fió de Dios”, hablando del método amigoniano en la educación de las personas al estilo de Jesús, el joven “es en definitiva el agente principal de la educación. Muchas acciones educativas fracasan cuando no se concede tiempo al alumno para que las valore y anhele. Incluso la medida mejor puede convertirse en perniciosa y paternalista, si el alumno no está en condición de recibirla. En educación no basta con que el educador quiera hacer el bien, es necesario que el educando ansíe y acepte eso mismo como bien. Luis Amigó valora muchísimo los momentos de reflexión por parte del educando. Sabía que sólo el que toma conciencia de su situación, se decide libremente a cambiar”.
En el foyer Kinzala hemos hecho de la joven el agente principal de su formación y además de los cursos de alfabetización y cultura general, educación Primaria y educación Secundaria, se les inicia de forma práctica en la economía doméstica. Se cuenta con espacios para aprender costura y bordado, se cultiva una buena extensión de terreno que pertenece al foyer y se crían animales para el consumo doméstico, así como medio de financiación del propio foyer.
- Alfabetización y cultura general. Aunque es preferible que las jóvenes hayan terminado la escuela primaria, acogemos en ocasiones algunas que no saben leer ni escribir, puesto que en muchos de los poblados no existen escuelas. A las que toman conciencia de la necesidad de formarse y muestran voluntad por aprender, les facilitamos la educación adecuada a su realidad y posibilidades. Actualmente hay un grupo de 10 jóvenes en este grupo que reciben también cursos de costura. Otras tres jóvenes están estudiando educación Primaria y 32 educación Secundaria.
- Talleres de costura y bordado. Como acabamos de señalar, a las jóvenes que no han realizado la escuela Primaria, además de los cursos de alfabetización se les imparte una formación práctica, aprendiendo a coser y a bordar, de manera que puedan tener un oficio que les servirá más adelante en sus lugares de origen. Lo que van produciendo (manteles, vestidos, bolsos…) se expone para la venta y el fruto de la misma es fuente de ingresos para el foyer, ayudando así a poder comprar nuevas telas y materiales.
- Trabajo agrícola. La mayoría de las jóvenes no pueden pagar los gastos del internado en especie. Por ello, cultivan el campo para contribuir a su alimentación diaria. En este momento se están trabajando tres hectáreas para la obtención de los productos de primera necesidad, entre otros: maíz (2 ha.) alubias (media ha.) cacahuetes-maní (2 ha.) y diversas clases de tubérculos (media ha.) y verduras.
- Cría de animales. Las jóvenes trabajan por turnos, dando de comer a los cerdos, cabras, gallinas… y limpiando las dependencias. Los animales se consumen igualmente para la propia alimentación en el foyer, pero son al mismo tiempo una fuente de financiación. El dinero de la venta ayuda a pagar otros gastos comunes, materiales de costura o realización de diferentes actividades que se organizan, siempre en apoyo de la propia formación de las jóvenes. Todo el mundo lo hace con entusiasmo y alegría.
Durante todos estos años de existencia, han ido pasando por el foyer Kinzala un buen número de jóvenes que han aprendido de la vida y para la vida. La falta de recursos económicos no ha sido nunca freno que impidiese seguir adelante en el deseo de formarse para ayudar a otros. Estas mujeres han sido líderes responsables en sus poblados, en la sociedad; han formado hogares estables y han enseñado a otras mujeres lo que ellas habían aprendido con el sudor de su frente, con el trabajo de sus manos… Experiencia vivida de autosostenibilidad que continúa sirviéndoles para sacar adelante a sus familias, haciendo realidad lo que dice el adagio popular: “Ayúdate y el cielo te ayudará”.
La educación es un derecho pero al mismo tiempo es un privilegio aprender a experimentar que vamos construyendo ese camino de aprendizaje, que pasa por valorar el precio de la formación. La persona que ha trabajado para hacer posible su formación es emprendedora y se adapta a la realidad de la sociedad, buscando siempre alternativas para salir de tantas situaciones en las que el hombre se siente dejado a su propia suerte. Para llegar a ello, la concienciación es una herramienta vital que en el foyer Kinzala ayuda a la joven a tomar conciencia de la realidad y ponerse manos a la obra, participando de lleno en todas las actividades propuestas.
Damos gracias a Dios que acompaña a sus hijos e hijas en todo momento. ¡Todo es gracia!
HNA. VIRGINIE KAZADI THSILANDA, TC