Asumir el reto de hacer silencio para escuchar

Año «Familia Amoris Laetitia»

El 19 de marzo del año 2016 fue firmada la Exhortación Apostólica post-sinodal “Amoris Laetitia” (La alegría del amor), en la familia. Este documento hace un compendio de dos sínodos sobre la familia convocados por el Papa Francisco en los años 2014 “La familia en el contexto de la evangelización” y en el año 2015, “La vocación y la misión en la familia, en la Iglesia y en el mundo contemporáneo”.

Amoris Laetitia marcó el inicio de un camino que impulsó un nuevo enfoque pastoral hacia la realidad de la familia.

Francisco explica que la exhortación “adquiere un sentido especial” por dos razones: “la entiendo como una propuesta para las familias cristianas, que las estimule a valorar los dones del matrimonio y de la familia, y a sostener un amor fuerte y lleno de valores como la generosidad, el compromiso, la fidelidad y la paciencia” y además “procura alentar a todos para que sean signos de misericordia y cercanía allí donde la vida familiar no se realiza perfectamente o no se desarrolla con paz y gozo”.

Llegado el quinto aniversario de la exhortación apostólica, el Papa Francisco anunció un año dedicado a las familias. A este año se le conoció oficialmente como el Año «Familia Amoris Laetitia» e invitó a los católicos a reflexionar sobre el amor en la familia, iluminados por la Exhortación que recogió la experiencia y los retos de las familias de hoy y su vocación. Este Año Familia Amoris Laetitia comenzó el 19 de marzo de 2021 y concluirá el 26 de junio de 2022 con el X Encuentro Mundial de las Familias en Roma.

La Terciaria Capuchina en comunión con la Iglesia

Para las Terciarias Capuchinas representó un reto pastoral que las llevó a situarse en el contexto de una misión ejercida desde el confinamiento, el cual hizo germinar en el seno de las familias otras pandemias: maltrato intrafamiliar, abandono, divorcios, depresión, soledad, vicios, sin sentido y relativismo…

Desde el interior del Carisma amigoniano brota la inquietud de motivar la reflexión pastoral de dicha Exhortación y de participar desde la creatividad de cada obra y comunidad en la planeación y vivencia de este año. El Papa Francisco ha dedicado el Año Familia Amoris Laetitia a la Sagrada Familia de Jesús, María y José, patronos de la Congregación de Hermanas Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia y modelos cercanos a nuestra humanidad, que en su disponibilidad a hacer la voluntad de Dios, su obediencia y escucha siguen iluminando y marcando el camino para construir la iglesia doméstica.

San José custodio del Año de la familia

Proponer a san José como custodio del Año de la familia, es afirmarlo como ejemplo del amor paternal y del valor y la dignidad del trabajo. Según la tradición, trabajó como un humilde carpintero en la ciudad de Nazaret. Hoy, después de tres años marcados por la pandemia (COVID 19), tanto el amor paternal como la dignidad del trabajo se han convertido en elementos esenciales para la salud y el bienestar de nuestras familias y comunidades. Este amor paternal dado a María y a Jesús les dio soporte y libertad; y hoy nos enseña a detenernos para dejarnos acompañar por la espiritualidad de Nazaret, la espiritualidad de la escucha, el diálogo y la obediencia.   

En la acción de escuchar se hace necesario hacer  silencio y vaciarse de palabras. En la Sagrada Familia de Nazaret este silencio fue disponible y generoso, capaz de hacer realidad el sueño de Dios: “Serás la madre del Emmanuel … hágase en mí” (cf. Lc 1, 26-38). “Toma a María y al niño y huye a Egipto …, se puso en camino cuando todavía era de noche” (Mt 2, 13-14), haciendo así vida las palabras que posteriormente diría Jesús: “Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica” (Lc 11, 27-28). Es en el seno del hogar donde Jesús niño aprendió que así era bienaventurado, era feliz. Es en la familia donde aprendemos a escuchar para seguir instrucciones y obedecer.

Propuesta

Es necesario que el culmen del Año de la familia se convierta en una nueva etapa propositiva, donde podamos seguir escribiendo las páginas post Amoris Laetitia y que las realidades emergentes y latentes dentro del seno de la familia sean acompañadas e iluminadas por esta carta post sinodal.

Hagamos la práctica del silencio para escuchar a Dios, escucharnos a nosotros mismos y entre nosotros, porque solo así emerge lo creativo, lo nuevo, lo que Dios quiere suscitar en el seno de la Iglesia, de nuestra iglesia doméstica.

El caminar en sinodalidad, es la propuesta que mueve hoy el seno de la Iglesia y, será desde el compromiso de cada miembro de la familia que acoge y vive su rol, donde sea posible escuchar, discernir y construir el diálogo necesario para rescatar la vida y el amor en la familia.

María, Madre de la Iglesia y Reina de las familias, interceda por nosotros.

HNA. MARIULIS GREHAN, TC

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