En Cuaresma – Perfuma la cabeza… (Mt 6, 17-18)

Todos sabemos que la Cuaresma es un tiempo de reflexión, de cambio, de conversión. Es como un camino de renacimiento espiritual, avanzando hacia el FUEGO NUEVO en la celebración pascual. A menudo, este tiempo de cambios pasa desapercibido para cada uno de nosotros, ya que nos conformamos con actitudes externas de renuncia, ayuno, penitencia, sin dejarnos tocar por la persona de Jesús que nos impulsa hacia el otro, permitiendo que la Cuaresma transforme verdaderamente nuestra vida.

Nuestra existencia experimenta varias transformaciones; estamos en constante cambio y siempre desprendemos AROMAS que atraen o repelen a quienes nos rodean. El tiempo de Cuaresma es el momento de buscar la fragancia que pueda ser un buen aroma en el camino que recorremos, para que absorba toda nuestra esencia y viva intensamente la lógica de la Cuaresma, que es RESUCITAR.

La BUENA FRAGANCIA nos coloca en la sintonía de la reconciliación con nosotros mismos, con los demás y con Dios. Este es el gran camino de la Cuaresma: la RECONCILIACIÓN. Necesitamos preguntarnos constantemente en este camino: ¿DÓNDE Y CON QUÉ, O CON QUIÉN DEBO RECONCILIARME?

En este camino de transformación interior y renovación, debemos dejar atrás los viejos hábitos para que el nuevo hombre y la nueva mujer nazcan en el corazón. Esto rescata nuestra mirada de esperanza para un nuevo comienzo, una nueva Pascua.

Nuestra realidad actual muestra que vivimos en una cultura de indiferencia, individualismo, intolerancia, prejuicio… todo es transitorio, y así, a veces, nos dejamos envolver por esta transitoriedad y perdemos la oportunidad de vivir nuestro día a día más intensamente como una bendición. La Cuaresma nos desafía a RENACER de nuestras propias cenizas, a desprendernos de lo efímero y dejarnos embriagar por la FRAGANCIA de la Resurrección.

«Todos ustedes son hermanos» (Mt 23,8), esta es la fragancia que debemos despedir, experimentada en este tiempo cuaresmal. Nuestra fe nos recuerda esta HERMANDAD, donde el otro siempre es hermano y hermana; sin esta conciencia, no hay Pascua.

Reflexionar sobre la Pasión de Jesús en este tiempo, con su punto culminante en la Pascua, calienta e ilumina nuestro ser para alcanzar esta conexión más profunda con Dios, que nos invita a ser anunciadores del mensaje de misericordia y esperanza, alegría y amor de esta gran experiencia pascual. Que la vivencia de esta Cuaresma nos ayude a “Ensanchar el espacio de nuestra tienda” (cf. Is 54,2), abriéndonos a la NUEVA FRAGANCIA que nos impulse a seguir buscando y construyendo este nuevo sueño de fraternidad.

Pedimos al Espíritu Santo que sostenga nuestra marcha, que nos ayude a no detenernos en el camino, ya que somos peregrinos en esta vida. Que nos permita siempre despedir la buena fragancia avanzando en el camino cuaresmal e contagiando a aquellos que buscan sentir en nosotros el amor de Jesús…

Señor Jesús, nos permites vivir este tiempo como gracia y don en el cambio de nuestra propia manera de ser y estar. Nos desafía a salir de nosotros mismos con todo lo que nos aleja de Ti. Nos invita a acoger tu presencia resucitada, llevándonos a vivir la caminata cuaresmal en este desierto interior, rompiendo nuestras máscaras y abriéndonos al nacimiento de esta nueva vida, que soy yo. Así sea.

 

Hermana Julia María da Silva Irio, tc

Provincia Madre del buen Pastor

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