La Asamblea General de la CLAR, reunida en Rionegro – Antioquia (Colombia) del 1 al 4 de junio 2022, fue una oportunidad para escrutar de nuevo los signos de los tiempos y en ellos, escuchar la voz del Espíritu que no deja nunca de abrirnos el oído para que escuchemos como discípulas/os (Is 50,4).
Como Vida Religiosa que peregrina hoy en América Latina y el Caribe, vemos con profunda preocupación el deterioro de la democracia, el tejido social y la creciente inestabilidad política de varios de nuestros países hermanos en donde las libertades fundamentales están siendo comprometidas. En el marco de la cumbre de las Américas, reunida en Los Ángeles, hacemos un llamado vehemente a los liderazgos políticos, sociales y económicos para que prioricen la respuesta a las grietas que la Pandemia del Covid 19 dejó al descubierto en los sistemas sanitarios, educativos y sociales.
Es inadmisible que la amenaza a la democracia, el cambio climático y la falta de acceso equitativo a oportunidades económicas, sociales y políticas, siga afectando desproporcionadamente y de manera grave la vida de las personas más vulnerables y excluidas sistemáticamente en cada uno de nuestros países. Hoy levantamos nuestra voz de solidaridad unidas/os a los pobres y a la tierra que claman con más fuerza que nunca por la vida. Manifestamos, de igual manera, nuestra cercanía y cariño solidario con las hermanas y hermanos religiosos especialmente en Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela en estos momentos de extrema dificultad e inseguridad. La situación de sus comunidades de fe y vida, y sobre todo la de las personas y comunidades que acompañan, nos interpela y nos invita a cuidar unos de otros con la certeza de que llevamos un tesoro en vasijas de barro y en condición de fragilidad (2Co 4,7).
Junto a ustedes, pedimos para toda la Vida Religiosa, y para quienes se unen al movimiento de solidaridad global con los marginados de la historia y con la tierra: valentía, serenidad interior y confianza plena en la acción de Dios que restaura permanentemente la justica social y ambiental. Hacemos un llamado para que como Vida Religiosa velemos, vigilemos y sostengamos en la oración, en la comunicación y en la incidencia política y social a los más vulnerables.
El testimonio comprometido y perseverante nos fortalece, y esta fortaleza nos inspira solidaridad y esperanza. María, la mujer de la Aurora, continúa acompañando y guiando el caminar de nuestros pueblos como lo hizo con la primera Iglesia cuando ésta surcaba la noche de la persecución y de la intolerancia. Con Ella y con las mujeres del Alba, nos unimos en esta travesía en favor de la vida.
Participantes XXI Asamblea General de la CLAR
Bogotá, D.C., 9 de junio de 2022
Fuente : CLAR