La historia de las Hermanas Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia empezó el 11 de mayo de 1885, en el Santuario “Nuestra Señora de Montiel” (Valencia – España).
Su Fundador, el joven sacerdote capuchino Fray Luis Amigó (1854 – 1934), había gestado su fundación manteniéndose atento a los signos que Dios le manifestaba a lo largo de su ministerio y, acogiendo la inquietud de personas deseosas de consagrarse a Dios, escribió unas Constituciones (cf. OCLA 68), que reflejaban el espíritu franciscano-capuchino y proponían un compromiso de vida consagrada que conjugaba la contemplación y la entrega solícita al socorro de las necesidades del prójimo, sobre todo en hospitales, centros de enseñanza, orfelinatos y misiones (cf. OCLA 2293).
Muy pronto nuestras primeras Hermanas, tuvieron la oportunidad de proyectar hacia el prójimo el amor de Dios que experimentaban en la oración (cf. OCLA 2293): a los pocos meses de la fundación, durante la epidemia de cólera del 1885 las Hermanas salieron de Montiel para atender a los enfermos en Benaguacil y luego en Massamagrell, donde las tres más jóvenes y una novicia se contagiaron y fallecieron; más tarde en este mismo pueblo, viendo el desamparo de los niños que habían quedado huérfanos por la epidemia, los recogieron en una casa y se dedicaron a educarlos. Así, poco a poco y al paso de Dios, se fue perfilando el apostolado de la Congregación que, como recomendaba el Padre Luis, debía responder a los signos de los tiempos.
La Congregación se expandió rápidamente por España y en 1905 se abrió hacia otros lugares de misión. El primer destino misionero fue Colombia donde las Hermanas llegaron en el año 1905 y de aquí salieron a otros países de América. En 1929 las Hermanas salieron para China, una aventura troncada en agraz, ya que en el año 1949 fueron expulsadas a causa de la situación política. En el año 1971 llegamos a África, concretamente a la República Democrática del Congo y en 1982 reanudamos nuestra presencia en Asia, con la fundación de Filipinas.
La pequeña familia de hermanas que inició su aventura en el Santuario de Montiel está presente hoy en 34 países de cuatro continentes y va enriqueciéndose de lo que las jóvenes de distintas culturas van aportando desde la alegría de su llamada y la ilusión de su consagración al servicio de los demás.