El día 25 de marzo nuestra presencia en Corea del Sur cumple 25 años. Las restricciones de carácter sanitario no permiten celebrar presencialmente este aniversario, pero no podemos dejar que esta fecha pase, sin que las hermanas y los amigos que leerán esta noticia se unan a la Congregación para agradecer a Dios todo lo que hemos vivido en esta tierra geográficamente muy lejana de los lugares donde está la mayoría de nuestras comunidades.
Esta nueva fundación en Corea surgió como respuesta a la inquietud de fortalecer nuestra presencia en Asia, donde ya estábamos en Filipinas, y al mismo tiempo acercarse a China, el país donde nuestras Hermanas desarrollaron su misión durante 20 años (1929 – 1949), siendo expulsadas por la situación política del País adversa a la Iglesia.
Promotoras de la fundación en Corea fueron las Hnas. Mª Elena Echavarren Sorbet que entonces era la Superiora general y su Consejo. En su primer viaje a Seúl, la Hna. Mª Elena ayudada y asesorada por otras congregaciones religiosas, pudo conocer algo de este país y de las exigencias de una presencia misionera, encontrándose además con el Obispo Mons. William McNaughton, estadounidense, misionero de Maryknoll, quien se manifestó disponible para acoger a las Hermanas en su Diócesis de Inchón.
Hacia mitad del mes de marzo del año 1996 viajaron a Seúl las cuatro hermanas designadas para la fundación en tierras coreanas, cada una de ellas procedente de otra misión “ad gentes”: Martha Patricia Ramírez Vergara, colombiana, misionera en Benín, Ángela María Martínez Sierra, colombiana, misionera en Filipinas, Carmen Margarita Avendaño Cubillos, colombiana, misionera en Tanzania y Cecilia Pasquini, italiana, misionera en Tanzania. Y el día 25 de marzo, con una sencilla e íntima Eucaristía, la comunidad empezó su andadura en esta tierra del Extremo Oriente rica de tradiciones culturales y religiosas donde, sin embargo, los cristianos y más aún los católicos son una significativa minoría.
Durante los primeros seis meses de su estadía en Corea, para poder recibir clases de coreano en una universidad de Seúl, las hermanas se hospedaron en distintas comunidades religiosas de esta ciudad: Hnas. Martha Patricia y Ángela María con las Hermanas Concepcionistas Misioneras de la Enseñanza y Hnas. Carmen Margarita y Cecilia con las Hijas de María Auxiliadora (Salesianas). Más tarde pudieron ir a vivir juntas en un pequeño apartamento que las Religiosas de los Mártires coreanos pusieron gratuitamente a su disposición hasta que, en junio de 1998, se trasladaron a Bucheón, en la Diócesis de Inchón, donde empezaron su misión. Los primeros años se caracterizaron por la fuerte exigencia del estudio de la lengua y del proceso de integración en una realidad social y cultural totalmente nueva, pero la ilusión misionera con que cada una se abría a la gracia de Dios que hace posible todo, les permitió seguir adelante con entusiasmo e incluso con humor.
Han pasado 25 años y la presencia de las Hermanas Terciarias Capuchinas en Corea ha crecido y hoy presta su servicio de evangelización y atención a las exigencias del lugar en un centro de preescolar en el mismo Bucheón y un hogar de protección de niñas en Jeonju. El testimonio de vida de las hermanas ha atraído a nuestra Congregación a algunas jóvenes coreanas, contando actualmente con una hermana coreana de votos perpetuos y otras en proceso de formación.
Agradecemos a Dios nuestro caminar en esta tierra coreana e invocamos su bendición para que sigamos haciendo presente el carisma de nuestra vida terciaria capuchina con ilusión y fidelidad.