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“Lo que hemos visto y oido” Viviendo la alegría del evangelio con corazón misionero

Con motivo de la Jornada Mundial del Domund 2021, en la que se nos invita a todos los cristianos a compartir “lo que hemos visto y oído”, os comparto mi testimonio de manera sencilla y con corazón agradecido por mi vocación de Hermana Terciaria Capuchina de la Sagrada Familia que va entretejiendo la vida con personas de toda raza, lengua, pueblo y nación, a las que, gracias a la Buena Noticia de Jesucristo, nuestra Fe y Esperanza, puedo llamar de verdad Hermanas, Hermanos, pronunciando sus nombres desde la vida y la misión compartida.

Así vivo la misión, el don de la fraternidad, y como todo don debo acogerlo, reconocerlo y también trabajarlo para que dé fruto en abundancia, siendo para mí camino de purificación y salvación que voy recorriendo poco a poco, con la paciencia, sabiduría y misericordia que Jesús tiene conmigo, expresándola en gestos concretos de mis Hermanas, en tantas personas que aun sin saberlo me van ayudando a crecer, a madurar como mujer consagrada.

Es hermoso ver cómo experimentando mi fragilidad: ser extranjera, diferente, no conocer bien la lengua ni las diversas culturas que en África son innumerables, tener una piel que se quema, no aguantar un día sin comer, por poner algún ejemplo…, encuentro personas que me cuidan, ayudan y protegen con amabilidad. También la lección de vida que me dan cuando, sufriendo mi “impaciencia” nacida de mis propios ritmos, manera de pensar y ver las cosas, son pacientes conmigo. Cómo el discernimiento me va ayudando a pasar de “lo mío” a “lo nuestro”, liberándome así de mi prepotencia de pensar que “lo mío es lo mejor” viendo que “lo mío… lo que yo pienso, siento, creo, mi cultura…” no es lo mejor, sino simplemente “lo mío”, abriéndome así a la riqueza de acoger “lo del otro” que tantas veces es completamente diferente, válido, enriquecedor y me conduce al hermoso camino de “lo nuestro”.

Una de mis certezas de fe, desde lo vivido, es que Dios no se deja ganar nunca en generosidad; todo lo entregado con amor, Él lo multiplica hasta límites insospechados. Así, la fraternidad se extiende y me regala el llegar a cualquiera de las trece comunidades que tenemos en África: R. D. del Congo, Benín, Tanzania y Guinea Ecuatorial y sentirme en mi casa, acogida y querida por mis hermanas disfrutando, y también buscando la manera entre nosotras, laicos y beneficiarios de llevar adelante nuestras obras apostólicas en misión compartida y con una economía fraterna y solidaria en la que todos aportamos y todos recibimos, recibiendo también gran ayuda de benefactores a través de numerosos proyectos.

Ir al Hogar Rosario de Soano, para jóvenes con capacidades diferentes, en Morogoro-Tanzania, llamar a la puerta y que me abra y acoja con una sonrisa de par en par, Magdalena, una muchacha del Hogar. Llegar a Ntuntu-Singida y que los niños de la Escuela Maternal San Juan María Vianney, que aparecen en grupitos pequeños en medio de los árboles, desde sus casas diseminadas, vengan a la misa por la mañana temprano y nos acompañen en el camino hasta la escuela. Pasear por Kigamboni y que los niños, jóvenes y padres de Fray Luis Amigó Schools te saluden con cariño, sin distinción de religión, cristianos o musulmanes. Saludar a la gente en el barrio de Kasungami de Lubumbashi R.D. Congo y disfrutar de la familia que Dios nos ha dado: Maman Georgette ya anciana y sola, que vive al amparo de las hermanas, que siempre me recibe hablándome en swahili y francés como si entendiera todo lo que me dice, sin parar de trabajar. Los niños, niñas y jóvenes del Hogar Sagrada Familia, nuestra familia, los enfermos del Centro de Salud Santa Clara, los niños de la Escuela Maternal Montiel. Celebrar cincuenta años de presencia en Kansenia, R.D. Congo y recibir a grupos de las parroquias lejanas, que venían andando durante tres días para participar en la fiesta. Visitar con el grupo de novicias a los ancianos desamparados, en Ouessè-Benín; los poblados con las cooperativas de mujeres que son fuente de vida y desarrollo para las familias y pueblos de Nikki, los niños desnutridos, enfermos atendidos en Cotonou, Gló y tantos nombres que llevo en el corazón de Evinayong, Guinea Ecuatorial…

Bendito sea Dios por el regalo de mi familia que con su testimonio me hizo crecer en la fe en Jesucristo y la importancia de servir a los demás, por mi amada Congregación, y por el servicio que en estos momentos estoy prestando a mis hermanas y hermanos.

Como nuestro querido Padre Luis Amigó decía: “Sea todo por el amor de Dios”.

HNA. EVA MARÍA SALVADOR ASPAS, TC

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Luis Amigó, una inspiración para nuestro tiempo

En 1948 llegaron a Brasil las primeras Hermanas Terciarias Capuchinas desde Colombia. Por la osadía y valentía de estas hermanas llegó la semilla franciscano-amigoniana a tierras brasileñas y desde la esencia de la Pedagogía Amigoniana mantuvimos la mirada y las acciones siempre enfocadas en las necesidades que nos rodeaban, buscando posibilitar respuestas efectivas para promover y defender los derechos de todos, especialmente de aquellos que se encuentran en situaciones de mayor vulnerabilidad.

A través de este artículo queremos compartir cómo Luis Amigó ha inspirado nuestro trabajo en el Centro Educativo Frei Luis Amigó (CEFLA), ubicado desde 2003 en el oeste de la ciudad de São Paulo. El propósito de este Centro Educativo es atender a niños, niñas y adolescentes de 6 a 14 años inclusive, en situaciones de vulnerabilidad social de los barrios marginales aledaños. En la trayectoria de estos 18 años de recorrido, ayudamos a construir muchas historias de promoción y dignidad del ser humano. Actualmente, el servicio está dirigido a 120 niños y adolescentes de 92 familias. Desde nuestro Carisma, buscamos experimentar la opción preferencial por los más pobres y necesitados, asumiendo la construcción de un espacio vital que potencie el proceso de humanización, formación integral, participación y ciudadanía. Desarrollamos acciones y actividades que generan la fuerza del protagonismo y la autonomía, en base a sus intereses, demandas y potencialidades. Las actividades se basan en la pertenencia, construcción de identidad, transmisión de códigos sociales y culturales, actividades de participación ciudadana, desarrollo de la percepción de la realidad social, económica, cultural, ambiental y política, apropiación de derechos ciudadanos, reconocimiento de deberes, cosmovisión y posicionamiento en el espacio público.

La misión que se lleva a cabo en este trabajo se basa en la propuesta pedagógica amigoniana, a través de principios y valores como base de nuestras acciones. Siguiendo los pasos de Nuestro Padre Fundador, asumimos el Amor como la esencia que moviliza nuestra práctica, un amor que genera espacios de confianza, aceptación, misericordia, acompañamiento, respeto y humanidad, amor que nos permite responder hoy a los desafíos que nos presenta  una sociedad cada vez más individualista y sin sentido.

La atención a los signos de los tiempos y los nuevos escenarios sociales nos hicieron revivir la experiencia de Luis Amigó, nuestro Fundador y de nuestras primeras Hermanas al inicio de la fundación de la Congregación, quienes desde 1885 mostraron una actitud clara de sensibilidad, confianza en la Providencia, amor exigente, compasión y generosidad. El amor asumido como una decisión, hasta el punto de sacrificar la propia vida para aliviar el dolor y la soledad de las víctimas huérfanas de la pandemia del cólera.

El año 2019 marca el inicio de tiempos difíciles y desafiantes para toda la humanidad; tuvimos que adaptarnos a una nueva normalidad como resultado de la pandemia del Covid-19. Este drástico cambio social afectó nuestro trabajo, tuvimos que innovar las respuestas, adaptar las formas a seguir acompañando el crecimiento y las necesidades de los niños, niñas , adolescentes y sus familias.

Motivadas por la fuerza, el celo y el ardor misionero de nuestro Carisma, seguimos cuidando a nuestros educandos, familias y comunidad, siendo instrumentos de paz y esperanza en medio de tanto dolor que se enfrenta en estos tiempos, respondiendo a la necesidad de seguir cumpliendo nuestra misión con el fin de ofrecer alternativas a todas las realidades. Quienes tuvieron la posibilidad, recibieron atención remota con reuniones virtuales, que nos permitieron ingresar a sus hogares y no perder los lazos de unión. Para aquellos que no tenían acceso a los medios digitales se los acompañó a través de cartillas y materiales diversos. Para las situaciones de mayor vulnerabilidad se llevaron a cabo visitas en sus hogares, derivaciones a psicólogos, trabajadores sociales, Unidad Básica de Salud (UBS). La Institución, sensible a las necesidades de las familias, favoreció la atención integral que se materializó a través de la escucha de la realidad vivida por medio de llamadas telefónicas, visitas presenciales, visitas en casos urgentes, entrega de canastas de alimentos, artículos de higiene y materiales de limpieza, medicamentos, encuentros virtuales con actividades lúdicas, espacios de espiritualidad y escucha, derivaciones a la red de protección en caso de situaciones más complejas para acceder a programas de ingresos y servicios de salud, sensibilización comunitaria sobre el COVID-19 con campañas, suscrito para que todos tengan derecho a las vacunas y a los programas de  apoyo financiero del Gobierno.

Concretamente, la misión en esta obra pone en práctica la frase de Nuestro Padre: «En la unidad está el secreto de la fuerza» porque la calidad humana del cuidado que ofrecemos solo es posible porque hay  un trabajo en equipo entre educadores y hermanas, que trasciende las dificultades y que día a día alimenta el sueño de colaborar en la humanización y promoción de nuestros niños, niñas y adolescentes. A través de una formación sistemática, los educadores reciben instrumentos para conocer, profundizar y aplicar la propuesta de la Pedagogía amigoniana. Ser educador amigoniano es una misión exigente y para ello deben recibir todos los elementos necesarios para desarrollar este perfil.

La germinación de las semillas esparcidas y la visibilidad de los frutos …

Por medio de los dos testimonios siguientes, presentamos nuestro reconocimiento y ofrecemos algunos de los muchos frutos generados a través de nuestra presencia en comunión con la comunidad.

«CEFLA me inspira a ser más solidario y cuidadoso en los pequeños detalles que normalmente dejaría por fuera. Al estar aquí desde pequeño me he acostumbrado a la frase «doy mi vida por mis ovejas», que terminó vinculándose a un sentimiento de cariño tanto por el significado de la frase, como por lo que representa para mí. Es la experiencia de este lugar donde pasé tanto tiempo, las personas que conocí y que me ayudaron a ser mejor a lo largo de los años, despertándome a la solidaridad, haciéndome querer devolver el bien recibido de alguna manera, ya sea en la vida diaria o en el trabajo ” (Lincon es ex alumno y actualmente trabaja como joven aprendiz).

“Ustedes exhalan el cuidado de unos a otros como parte de sus vidas. Llegué a conocer el espacio y este amor que se desborda desde hace años, cuando participé en una búsqueda del tesoro como miembro del grupo juvenil de la Parroquia São Matheus. Cuando supe del proyecto que existe aquí, estaba segura de que encontraría el apoyo que siempre quise para hacer la vida de mi hijo más saludable y feliz. Y hace dos años, la mayor parte durante esta pandemia, a este amor le crecieron alas e invadió nuestro hogar a través de los encuentros online, canastas básicas, material de apoyo, llamadas, carteles, etc. Nuestro agradecimiento es inmenso por existir en nuestras vidas ” (Valéria Meira, madre de Arthur, 8 años).

Hna. FRANCISCA JULIANA DO NASCIMENTO

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Abriendo caminos en India mi experiencia como primera Terciaria Capuchina de mi país

He descubierto que un nuevo comienzo es un proceso, un nuevo comienzo es un viaje, un viaje que requiere un plan. Y este ha sido el discernimiento de nuestra Congregación que ha extendido su presencia misionera a la increíble India. India es una tierra de hermanos y un vivero de templos y mezquitas, donde la diversidad religiosa ha sido una característica que ha definido la población de esta tierra durante siglos. India es un país donde las personas son de diferentes castas, credos, religiones y culturas, que  viven juntas y hablan diferentes idiomas. Por eso se dice que la India es un país de «unidad en la diversidad».

«La pasión es lo que consume tu corazón y tu mente». La cuestión es cómo usas esa pasión de una manera concreta. Con destellos de pasión en sus corazones, nuestras hermanas aterrizaron en la India con un auténtico espíritu misionero para hacer realidad nuestra presencia y nuestro Carisma en esta tierra en 2008. Sin casa, sin muebles, sin comodidades, sin ambiente de convento pero con una confianza incondicional en la Divina Providencia y una cálida acogida brindada por la hospitalidad fraterna de los Padres Capuchinos. Como se suele decir, «aventúrate fuera de tus zonas de confort, las recompensas valen la pena». Sí, a los pocos meses de nuestra llegada, poco a poco levantamos nuestra propia casa y desde allí colaboramos con los Padres Capuchinos.

Las grandes cosas nunca vienen de las zonas de confort. De hecho, mi experiencia como primera Terciaria Capuchina fue un gran desafío, no solo por tener que adoptar la cultura de la Congregación, sino porque yo misma tenía que adaptarme a la cultura de mi propia gente y hermanarlos con la cultura del Evangelio. Romper mis propios rasgos culturales, las fronteras de castas, los apegos al regionalismo me costó mucho. Dije: Princy, sé abierta, deja que Dios haga el resto en ti. Fue un largo proceso para esculpirme en manos de muchos escultores a través de la formación y diversas experiencias que me moldearon para tener la convicción de que estoy llamada a ser una auténtica Terciaria Capuchina, a abrazar la reciprocidad y a florecer en relaciones de circularidad.

En sus inicios la comunidad estuvo compuesta por tres hermanas que iban y venían, turnándose por cuestiones de visado. Siempre hubo una dificultad de adaptación para las hermanas que también exigió muchos ajustes por el clima, la comida, la cultura y el idioma. Empezamos a trabajar en el Colegio de los Padres Capuchinos, lo que nos ayudó económicamente. Nuestra presencia en Rameshwaram fue dando muchos frutos a medida que nos aventuramos a colaborar con las actividades parroquiales, como cuidar la subestación, visitar a las familias, dar catequesis en preparación para la primera comunión y distribuir la comunión a los enfermos; esto nos acercó más a la gente. Las personas, sacerdotes y otros religiosos de la isla comenzaron a apreciar nuestra presencia, ya que los desafiaba a vivir una vida sencilla, a hacerse accesibles; al caminar por las calles con una sonrisa y a hablar con las personas con las que nos encontrábamos en nuestro camino,  rompieron su imagen de que los sacerdotes y religiosos son personas que viven en un pedestal. Esta comunidad funcionó también como Casa de formación para las aspirantes.

Cuando pasaron los años, también nos ofrecieron cuidar de un hogar de niños que está bajo la dirección de los Capuchinos. Tuvimos entonces dos comunidades con tres hermanas en cada una trabajando como misioneras pero debido a las políticas del gobierno, el conseguir la visa se volvió más difícil y en discernimiento continuo se vio la necesidad de abrir una nueva presencia cerrando las dos comunidades que ya existían.

Y actualmente nuestra comunidad se sitúa en el Instituto Anugraha de asesoramiento y psicoterapia administrado por los Capuchinos, ya que de esa manera se puede conseguir con facilidad visa de estudiante a las hermanas extranjeras. Nuestra comunidad Montiel Illam- Anugraha (que significa casa de la Misericordia) está formada por tres hermanas que estudiamos y trabajamos aquí. Nos dimos cuenta de que a medida que nos dedicamos  al servicio de los demás, descubrimos nuestra propia vida y nuestra propia felicidad.

La obra de Dios, siguiendo sus caminos, cumpliendo su voluntad, nunca carecerá de lo que necesitamos.  Esta ha sido mi gran experiencia durante estos años de presencia aquí. Muchas son las bendiciones que he recibido a través de diferentes personas con las que me he encontrado en el camino de la vida; hay que desaprender muchas cosas para aprender otras nuevas. El regalo de esta vida no ha sido simplemente la miríada de oportunidades que se me ofrecieron como hermana, sino también las relaciones que he desarrollado dentro y fuera de la comunidad y los aspectos de mí misma que han surgido como resultado de estas experiencias,   han ampliado mi perspectiva en lugar de reducirla. En este caminar puedo decir que las hermanas siempre han estado a mi lado y estoy orgullosa de ser una Terciaria Capuchina, encarnando el Carisma e identidad congregacional en mi país. Yo diría que no existe un camino verdadero de evangelio que no lleve a la misión, porque el evangelio es la historia de un Dios con un corazón misionero. Y yo estoy llamada, como seguidora suya, a vivir de tal manera que sea presencia de este Dios con corazón misionero en la vida diaria. Que cada una de nosotras nos detengamos, miremos a nuestro alrededor y nos preguntemos “¿QUIÉN ME NECESITA HOY?”

Hna. PRINCY JOSEPH

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Capítulos Provinciales en América Latina

Durante el mes de agosto de 2021 las tres Provincias de América Latina celebraron sus Capítulos provinciales que, de acuerdo con su finalidad, expresada en el nº 139 de nuestras Constituciones, evaluaron el recorrido de cada Provincia,  diseñaron el camino a emprender en el nuevo trienio y eligieron el equipo de Hermanas que acompañarán la vida de la Provincia en los años 2021 – 2024.

Cada Capítulo se celebró en tres fases y las dos primeras, contando con las necesarias autorizaciones de la Santa Sede a través de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, se desarrollaron de forma virtual: en la primera participaron todas las hermanas de la Provincia  y en la segunda solo las Hermanas Capitulares. Por otra parte, la tercera fase tuvo lugar en forma presencial con las Hermanas llamadas a participar, bien por su servicio en la Provincia o elegidas como representantes de todas las Hermanas.

En el contexto de cada Capítulo, ha tenido su importancia la elección de la nueva Superiora provincial y su Consejo que animarán la vida y misión de la Provincia.

A continuación ofrecemos una breve información sobre cada Capítulo de América Latina.

Provincia «Madre del Buen Pastor»

– Bogotá (Colombia) del 12 al 16 de agosto de 2021 y presidido por la Hna. Ana Tulia López Bedoya, Superiora general

-Nuevo Equipo de Gobierno:

  • Superiora provincial: Herlinda Inés Maestre Gámez
  • Vicaria provincial: Sonia de Fátima Marani Lunardelli
  • 2ª Consejera provincial: Rosa Alix Fajardo Gómez
  • 3ª Consejera provincial: Marta Cecilia Ibáñez Valdebenito
  • 4ª Consejera provincial: Ana Dolores Mora Gantiva

 

Provincia «Nuestra Señora de la Divina Providencia»

-Medellín (Colombia) del 12 al 16 de agosto de 2021 y presidido por la Hna. María Luisa García Casamián, Vicaria general

-Nuevo Equipo de Gobierno:

  • Superiora provincial: Aleyda del Socorro Garcés Fernández
  • Vicaria provincial: María Carmenza Ríos López
  • 2ª Consejera provincial: Rosalba Gómez Duque
  • 3ª Consejera provincial: Janeth Adriana Cadavid Meneses
  • 4ª Consejera provincial: Sylvia Yolanda Muñoz Muñoz

 

 

Provincia de «Nuestra Señora de Guadalupe»

-La Ribera de Belén (Costa Rica) del 19 al 23 de agosto de 2021 y presidido por la Hna. Ana Tulia López Bedoya, Superiora general

-Nuevo Equipo de Gobierno:

  • Superiora provincial: Yolanda de María Arriaga Ruballos
  • Vicaria provincial: María Eugenia Rodríguez Murillo
  • 2ª Consejera provincial: María Dolores de Sousa Carneiro
  • 3ª Consejera provincial: Isabel María Meléndez Pineda
  • 4ª Consejera provincial: Maribelle María Umaña Machado

 

 

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II Capítulo provincial 2021 / Provincia “Nuestra Señora de la Divina Providencia”

 

 

II Capítulo provincial 2021 / Provincia “Nuestra Señora de Guadalupe”

 

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La visita del Papa al corazón de Europa

En el mes de septiembre, Hungría y Eslovaquia acogieron la visita del Papa Francisco. En Budapest, el 12 de septiembre, el Santo Padre concluyó el Congreso Eucarístico Internacional concelebrando la Eucaristía en la Plaza de los Héroes, lugar emblemático de la historia de Hungría y, en la tarde del mismo día, viajó a Eslovaquia, que fue escenario de momentos importantes momentos y significativos en los que el Papa entró en contacto con diversas realidades de este País, dejando en cada una de ellas, un rastro de luz para iluminar su camino.

De los mensajes que ofreció el Papa Francisco en cada encuentro de su viaje al corazón de Europa, queremos destacar dos: el ecumenismo y la reafirmación de los valores éticos cristianos que pronunció delante de muchos jóvenes.

Inolvidable, para quienes participaron en ella, la Divina Liturgia de San Crisóstomo, celebrada en la ciudad de Prešov con toda la devoción despertada por la belleza de los ritos bizantinos y orientales, bella expresión de la universalidad de la Iglesia. Por primera vez en la joven historia de Eslovaquia, obispos y arzobispos mayores, metropolitanos y cohermanos latinos celebraron juntos la Eucaristía presidida por el Pastor de la Iglesia universal y dando un hermoso testimonio de lo que significa respirar con dos pulmones en la Iglesia Católica.

En su encuentro con los jóvenes en Koŝice, el Papa Francisco abordó temas delicados especialmente para los jóvenes: la preparación para el matrimonio, la castidad prematrimonial y las dificultades para vivir el sacramento de la Reconciliación. Dirigiéndose a los jóvenes y entablando un diálogo con la multitud presente, recordó a todos la valentía para comprometerse en decisiones difíciles y la importancia de poner toda la confianza en la Providencia de Dios, no tener miedo a tomar decisiones, no vivir en lo provisional y seguir un ideal verdadero dejando de lado los sueños e ilusiones que ofrece la forma mundana de vivir la vida.

El viaje terminó con la Misa en el santuario de Nuestra Señora de los Siete Dolores en Ŝastin, el día de la fiesta litúrgica de Nuestra Señora de los Dolores, Patrona de Eslovaquia. Este es un Santuario muy importante para los eslovacos, donde todos los años se celebra la gran peregrinación nacional del 15 de septiembre, que los cristianos eslovacos han llevado a cabo con valentía incluso durante el comunismo, a pesar de que el régimen totalitario hizo todo lo posible para impedirlo. Aquí, durante los años del régimen comunista, nació una nueva vida para los católicos que se unieron y arraigaron en la oración y la fe, para liberar al país del comunismo y animar a la generación más joven a crear la comunidad que se une en torno a la Palabra de Dios.

Como toda visita del Papa, el viaje a Hungría y Eslovaquia también dejó una profunda huella en el corazón de los participantes, pero sus mensajes también han tenido eco en otros contextos y será útil para no dejar que se pierda la gracia de Dios vertida en la comunidad humana y cristiana universal con los gestos y las palabras del Papa Francisco.

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Olimpiadas: un signo de esperanza y hermandad universal

Poco después de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Tokio, el Papa expresó su esperanza de que, en este momento de pandemia, los Juegos Olímpicos fueran «un signo de esperanza y hermandad universal”.

Y en realidad, este evento ha dado fuertes emociones y muchas historias de hombres y mujeres de países lejanos que han realizado gestos cuyo valor va mucho más allá del rendimiento deportivo y de países que han sabido dar testimonio de la esperanza y hermandad universal deseada por el Papa. Queremos recordar algunos de estos gestos.

Los deportistas de Sudán del Sur (un país pobre y juzgado por graves conflictos internos), debido a la emergencia sanitaria, permanecieron en Japón un año más, gracias a una recaudación de fondos por parte de los ciudadanos de Maebashi. El sudafricano Dallas Oberholzer, compitiendo en skate, comenzó a entrenar en los años del apartheid y en su país usa la tabla con ruedas para involucrar a los niños de los barrios difíciles y mantenerlos alejados de las drogas y las pandillas. Varios deportistas han ganado medallas para países que los han acogido como refugiados o simplemente inmigrantes mostrando una gran integración en el país y una gran fuerza de voluntad y entre ellos recordamos al velocista italiano Fausto Desalu, hijo de una mujer nigeriana que lo crió sola en Italia trabajando como cuidadora en una familia que compartió la alegría de la victoria de su hijo.

En los Juegos Olímpicos de Tokio, incluso estados pequeños como Bermudas, Puerto Rico y San Marino, mostraron su valor al ganar por primera vez algunas medallas y por lo tanto, en cierto sentido, los Juegos, rediseñaron la geografía de la competición mundial.

Y por primera vez, como signo de esperanza, participó en los Juegos una selección nacional que no representa a un país, sino a más de 82 millones de personas, obligadas a abandonar sus hogares por discriminación, guerras: la selección nacional de refugiados que, en la vida real, a menudo han tenido que correr «una maratón de obstáculos» entre guerras y dictaduras y han sido un signo de esperanza en Tokio.